martes, 24 de abril de 2007

¿Quién sabe cantar?


Los artistas callejeros rompen con la estética visual en la vía pública y corrompen la monotonía de nuestro tránsito diario por las calles o veredas de la ciudad con su magia espontánea.

Desde el Gobierno de la ciudad y sus diferentes entes de control intentan canalizar el arte a la gorra callejero por sitios regulados por el municipio (una especie de oficialización de las exposiciones artísticas o artesanales), como el caso de la construcción o alquiler de lugares para llevar a cabo tal fin; por ejemplo la galería de último momento levantada en Florida y Avenida de Mayo en donde los artesanos (expulsados de la peatonal más famosa) venden sus productos.

Al mismo tiempo, observamos la actuación de diferentes artistas a la gorra libres de cualquier manipuleo, aunque en algunas ocasiones son perseguidos por la cesura cultural del gobierno municipal de turno.

Las fotos que ven a continuación fueron retratadas en la calle Florida, uno de los puntos turísticos más emblemáticos del país. Florida es un caso especial. Y ésta es una razón importante para resguardar el arte de la calle como forma de alimentar el hambre turístico. Resguardo oficial o no, según como se vea. Los clásicos musicales al paso en la peatonal, son los más destacados.





Tal es el ejemplo de los amigos peruanos. Todos los días representan canciones tradicionales de su país de origen o clásicos de los clásicos locales. Su arte a la gorra es apreciado, según ellos, en mayor medida por turistas foráneos o por los caminantes circunstanciales.





Por otra parte, observamos en la otra reproducción al solitario “Cabra”, el cantante de la banda Las Manos de Filippi. Cabra es un artista pasajero de la calle, que se manifiesta en la mayoría de los casos, previo a un acto político determinado en la zona (recuerden que es la zona roja de las manifestaciones: Plaza de Mayo, La Casa Rosada, La Municipalidad, La Legislatura Porteña, entre otros edificios con nombres). Además es un reconocido militante popular de la música alternativa. Y en general su representación es más llamativo para los activistas que circundan por la zona o por aquellos que conocen la “esquina del monumento”, famoso en Florida y Diagonal Norte por ser el escenario imaginario de varias bandas que aprovechan el espacio para la expresión artística con notas y letras.

Como ven, la calle es infinita, llena de historias, anécdotas y personajes, como es el arte a la gorra también. Las posibilidades de expresión son ilimitadas. Pensándolo bien… ¿quién sabe cantar? Yo se tocar la guitarra… ¿vamos a pasar la gorra?

Paraiso se mudou para lá


Visitar una ciudad por primera vez, es una experiencia que genera expectativas, preguntas, dudas, contrastes, comparaciones, y sobre todo una sensación de extrañamiento. Todo, o casi, está por descubrirse detrás de un idioma que no es el nuestro.

Río de Janeiro, es una de las ciudades más grandes de Brasil y del mundo. Según el censo del año 2005 la ciudad tenía 6.094.183 habitantes, pero considerando la Región Metropolitana de la Ciudad, el ascenso poblacional llegaba a los 11.351.937 millones de habitantes, ubicados en una superficie total de 4.659 km².

La búsqueda nos llevó hasta la populosa ciudad brasileña, musa inspiradora de muchísimos artistas, anónimos y famosos, pobres y ricos. Las playas, y la geografía de Rio De Janeiro, se han convertido en canción, historia y leyenda. Corcovado, Copacabana, Ipanema, son nombres que la música popular brasileña perpetuó en la voz de miles de personas. En esos lugares, increíbles artistas anónimos, transforman lo que pueden en expresión, en arte. Hojas de palmera, arena, son algunas de las materias primas que estos artífices cariocas modelan con ahínco, obteniendo resultados impresionantes.

Uno de ellos es Edson, (o “Bahiano”, como prefería que lo llamáramos) que pasa su día juntando hojas de palmera para transformarlas en rosas, flores, langostas, carteras o prácticamente cualquier cosa que se le ocurra. Prefirió no salir de cerca en las fotos y nos dejó tomar solo una de lejos.



A pocos metros de Edson, Denise pasa 3 días haciendo un castillo de arena, y luego le cobra a los turistas por sacar una foto. Es muy simpática, pero se pone extremadamente nerviosa cuando le pedimos filmar un poco y hacerle unas preguntas. Cuando conversamos normalmente sin la pequeña cámara digital de por medio, nos cuenta que ni ella ni su marido tienen trabajo desde hace un tiempo y como siempre supo hacer cosas con las manos, intenta vivir de sus pequeñas obras.

A pocas cuadras de donde encontramos a estos artistas, se desarrolló un evento deportivo que convocó gente de todo el mundo: el Red Bull Air Race, una competencia de acrobacia aérea al que muchos llaman la fórmula 1 del aire. Mario, otro artista que encontramos en Ipanema, nos contó indignado, que la policía militar le pidió, no muy amablemente, que hasta pasado el fin de semana, no trabajara ni en Copacabana, ni en Botafogo por la proximidad del evento. De todas maneras, el sabe que la pobreza existente en Rio no se puede esconder y nos cuenta que los extranjeros después de aprender a decir obrigado, aprenden a decir Favela. "La gente no es tonta, saben que en sudamérica hay pobreza y muchos preguntan acerca de eso, sobre todo los europeos" relata.
Viven a la gorra, con o sin talento, pobres o de clase media, lo intentan y sobreviven. América Latina se expresa y desnuda sus realidades tanto en Río de Janeiro como en Buenos Aires y los artistas callejeros están ahí, siempre.
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A continuación una pequeña nota realizada en Río, con algunos de los artistas que se prestaron amablemente.








No pude subtitularla, mi portugués es paupérrimo, pero creo que de todas maneras se entiende.
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