miércoles, 2 de mayo de 2007

"Dele señora..."

Línea 114. Año 2005. Pasadas las 23 horas de un día de semana, el colectivo, que iba por Mosconi cruzó la intersección con la calle Bolivia y se acercó lentamente a la parada que esta casi llegando a la esquina de Artigas. Estaba casi vacío, apenas 4 ó 5 personas en la parte de adelante, y la misma cantidad en la parte trasera, que por el diseño del vehículo, es un poco más elevada.

Subió un jóven de pelo largo con rulos y una guitarra colgada. Para muchos de los que viven por Belgrano, Nuñez, Palermo o Villa Urquiza, es una cara conocida ya que es habitual cruzarlo en distintas líneas donde le permiten subir. Habló un rato con el conductor. Giró. Afinó…

“Señores pasajeros tengan ustedes muy buenas noches, este es mi último viaje del día y voy a molestarlos un segundo nada más para pedirles su atención. Voy a tocar unos temas que espero que les gusten… ahí va: Tengo tiempo… para saber, si lo que sueño concluye en algo…”

Se sucedieron 3 temas de rock nacional. Guitarra en mano, el artista al terminar su repertorio, pidió los aplausos correspondientes y le comunicó a su público que pasaría la gorra.

Los primeros 3 pasajeros pusieron apenas algunas monedas con lo que comúnmente se denomina, “buena onda”. Sin embargo, una señora, ubicada unos asientos más sobre el costado izquierdo, no disfrutó demasiado el espectáculo y cuando el cantante ubicó su gorra delante de ella ésta lo corrió con desagrado. La situación llamó la atención de la mayoría de los pasajeros que miraban atentos, incluida una mujer que estaba por bajarse y miraba hacia sus espaldas. El cantante, lejos de ignorar la situación, se jugó un pleno al cero, la miró fijo y exclamó “DELE SEÑORA!!! QUÉ ES PARA LA DROGA!!!”Los pasajeros que continuaban atentos, comenzaron a reírse. “SEÑORA, ES CHISTE, ES CHISTE, NO SE ASUSTE”. Ya era tarde, la señora realizaba toda una serie de ademanes concatenados que denotaban el horror inmenso que sufría ante la situación y el flagelo de las drogas en la juventud. Murmuraba en un volumen imperceptible pero el constante meneo de su cabeza como diciendo que no, excluía cualquier duda sobre la reacción de la dama.

El artista continuó pasando la gorra entre risas propias y ajenas, e incluso realizando algunos gestos alusivos. Unos asientos más atrás, un joven que seguía tentado le preguntó al improvisado músico: ¿De veras es para la droga? Éste asintió con un gesto similar al que se realiza cuando no se tienen cartas buenas en el truco, cerrando los ojos y bajando apenas la cabeza. “entonces tomá” replicó el pasajero, colocando un billete de dos pesos en la gorra, mientras ambos se reían con ganas.

Al llegar a Triunvirato y Olazábal, el artista se bajó no sin antes agradecer a quienes habían puesto plata y buena onda.

“muchas gracias a todos, la mejor retribución para un artista son los aplausos, nos vemos en un próximo bondi, hasta siempre…”

2 comentarios:

Marce dijo...

Muy buen trabajo, muchach@s, un hallazgo lo del Cabra (maestro), buenísimo, hay que darle difusión a ese tipo de manifestaciones. Ah, si quieren encontrar buen arte callejero (aunque en este caso sería ferroviario, o algo así), si alguuien viaje en el Sarmiento, por ejemplo, hay algunos buenos exponentes. Felicitaciones. Dela grupo "Las afueras de Ramos"

Boniato18 dijo...

Muy buen posteo!!!!!

Poncho Pilatos (La ropa es lo de menos)

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