martes, 15 de mayo de 2007

Don Ramón. El poeta…

Este texto pertenece a Sabrina Diaz Virzi, quien lo publicó en su blog personal y me pareció pertinente subirlo en arte a la gorra. Le agradezo a Sabrina haberme dado la posibilidad y les recomiendo a todos su blog http://sabridv.blogspot.com

Durante 25 años Don Ramón y Doña Elsa atendieron un almacén situado en la calle Sarmiento al 2200. Tras la crisis de los ’90, debieron cerrarlo y se quedaron sin trabajo. Fue en ese momento cuando Ramón, de 62 años, comenzó el secundario y empezó a hacer girar su vida. “Buscando contención y para no estar todo el día metido en casa en un momento muy difícil”, Ramón estudió tres años en el Colegio Evangélico Villa Devoto y “ahí la profesora me viene con la poesía, y me salió ese de ‘Me han tirado un beso esta mañana’”, su primer poema. Antes de terminar sus estudios ya había escrito siete poesías, las cuales recopiló y las imprimió en un cuadernito que comenzó a vender en el subte “D” en 1998. Ganando confianza en cada jornada, Ramón recorre los vagones ofreciendo sus ejemplares y regalando frases de su cálida y sincera poesía a los viajeros.

Incontables pasajeros se cruzaron con él en el subte, como por ejemplo, hace un tiempo, la esposa del director del diario de Arrecifes, su ciudad natal, lo reconoció y le prometió que publicaría allí sus textos. El pueblo de Arrecifes le dio a Ramón uno de los reconocimientos más gratos de su vida, cuando éste recibió una invitación de la biblioteca del lugar para viajar un fin de semana con su esposa y asistir al acto en su homenaje que se realizaría con la contribución de otros poetas.

Ramón puja por la poesía simple, aquella que pueda llegar a muchos oídos, y sobre todo, a muchos corazones. Piensa en una poesía que se entienda y se disfrute, una poesía “para la gente” porque, según Ramón, “en general, los poetas escriben para los poetas”. Trabaja por una poesía que no se escriba para cosechar buenas reseñas, ya que “los críticos dicen que lo que tiene un poco de rima es horrible. Ellos rechazan mi poesía. La gente no está preparada para lo que –los críticos- le aconsejan leer y, cuando lo lee, siente el mismo rechazo que el crítico siente por mi poesía”, expresa Ramón.

El acercamiento a las nuevas tecnologías e Internet le abrieron nuevas e inesperadas posibilidades. El poeta recuerda: “la primera vez que me conecté a Internet puse mi nombre, encontré una chica española que le decía a otra ‘mirá este poema de un tal Ramón de Almagro, con pocas palabras lo lindo que dice’”. Al poco tiempo, una desconocida joven del partido bonaerense de Glew le escribió contándole que había creado una página web dedicada a él (www.ramondealmagro.tk) y que la dejaría en vigencia sólo con su consentimiento. Ramón aceptó y desde hace casi cinco años que cada vez reúne a más visitantes –actualmente, unas 50 personas por día entran a la página-.

El hombre de Almagro publicó alrededor de 75 mil cuadernillos, de los cuales vendió más de 60 mil ejemplares porque “muchos se pierden o los regalo” y editó una publicación con sus cincuenta poesías y cinco cuentos. Además, realizó una investigación sobre Marcos Ana, un poeta español preso durante la dictadura franquista durante 23 años, con el cual logró contactarse gracias a Internet y a las ca(s)u(s)alidades de la vida ya que, tal como cuenta el poeta ibérico en una carta a Ramón, una maestra norteamericana que lo visitó le contó que: “buscando materiales sobre mi vida y mi poesía se encontró en Internet con una historia que la emocionó mucho: la que tú cuentas en ‘Recordando a un poeta’. Me conmovieron tus esfuerzos por ‘encontrarme’ y la apasionada difusión que haces de mi poesía y de mi vida”.

Actualmente, Ramón reconoce que “trabajo poco, escribo poco y quiero mucho a mi señora” y en sus ratos libres visita una biblioteca anarquista cercana a su casa y dice que la visita “porque está cerca y porque se puede fumar”.

Siempre que la inspiración golpea la puerta, Ramón la deja entrar. Y con 73 años, Ramón de Almagro proyecta escribir una nota sobre el poeta Francisco Acuña de Figueroa, nombre de la calle que lo albergó durante 60 años en su querido barrio de Almagro.


…de Almagro

Ramón Valdéz nació en Arrecifes, provincia de Buenos Aires, el 10 de abril de 1934. A sus tres años, su familia se mudó al barrio porteño de Almagro y es allí donde Ramón eligió asentar su corazón y sus recuerdos.

Almagro se convirtió en su apellido por elección: una noche del año 1996 Ramón se comunicó con un programa radial conducido por el periodista Omar Cerasuolo con el objetivo de recitar al aire su primer poema, titulado “Me han tirado un beso esta mañana”. “Lo primero que me dijeron es ‘¿Quién habla?’ y me acordé que una señora había dicho ‘Marta de Quilmes’, otro ‘José de Floresta’, entonces yo le dije ‘Ramón de Almagro’”, recuerda el poeta. Y a pesar de una reciente y forzada mudanza que lo alejó algunas cuadras de su querido barrio, Ramón dice que siempre va a seguir firmando “Ramón de Almagro” porque “es mi seudónimo. ¡Y no voy a estar cambiando los seudónimos cada vez que me mude!”.

Durante su niñez, Ramón vivió en uno de los extremos de la calle Humahuaca y siempre le decía a su mamá que algún día iba a “recorrer la calle hasta el final”, aunque sólo eran unas diez cuadras. Desde que conoció a su esposa Elsa, supo que su sueño de niño tenía indicios de predicción, porque Elsa vivía justo en el otro lado de la calle. Y desde que la vida los cruzó en el trabajo, no se separaron más.

Pero Ramón es un hombre apasionado. Con la vida, con su barrio, con su esposa y con su club… San Lorenzo es el club de sus amores y la vieja cancha de Av. La Plata lo tuvo entre sus asistentes partido tras partido. Con el tiempo, los compromisos matrimoniales lo alejaron de la hinchada y el traslado del estadio se llevó a los cánticos más lejos, pero Ramón cuenta que “después de casados íbamos al supermercado Carrefour que está allá en San Lorenzo” buscando ese añorado “lugar en la tribuna que ya no está”.


Mi Poema de Abril

Picoteando la cáscara
de algún viejo recuerdo
con la lluvia de Abril
nacerá mi poema
le pondré mil colores
los más puros y claros
una música tenue
y el perfume de nardos.

Como una luciérnaga
brillará titilando
subirá por los aires
escapando de mi alma
se estirarán mis manos
sin poder alcanzarlo,
se quedarán mis labios
como siempre rogando:

Que una estrella lo guíe
que lo lleve a tu lado,
pues si tú lo encontraras,
y llegas a escucharlo
mi poema de Abril
quizá viva... hasta Mayo.

Don Ramón de Almagro

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